*Jhon Freddy Grisales Galvis
*Mónica Villegas Sánchez
*Harly Kennet torres duque
*Luz Angela Durango Grisales
Pensando nuestro municipio al 2033…
Después de muchos años de insistencia de las organizaciones campesinas, en que el desarrollo local dependía esencialmente del campo y de su progresiva modernización; la sociedad, las empresas y el estado, lograron entender que para mejorar las condiciones de vida de la población y reducir los índices migratorios de sevillanos a otras ciudades del país, lo que se debían hacer era darle valor agregado a la producción agrícola.
Los altos índices de desplazamiento de campesinos al casco urbano y de sevillanos a ciudades cercanas, asombró fuertemente a los dirigentes del municipio. Sevilla en vez de aumentar su población como lo venían haciendo otras ciudades intermedias, como Tuluá, Buga, Palmira, entre otros; se fue convirtiendo en un pueblo con baja cantidad de habitantes y sus campos se fueron quedando sin personas que los trabajaran, y peor aún, sin relevo generacional.
Para entender mejor el problema, las entidades del municipio deciden hacer un estudio profundo, que les indique, a que se debía dicho fenómeno migratorio. Lo que concluyeron, es que la falta de oportunidades de educación superior en el casco urbano y rural del municipio, conllevaba a muchas familias a emigrar, en búsqueda de que sus hijos pudieran continuar con sus estudios. Igualmente, la poca rentabilidad del campo, condujo a que muchos campesinos abandonaran sus tierras o las vendieran a muy bajo costo, para ir a buscar en ciudades como Cali, Armenia, Bogotá, Medellín, entre otros, un futuro mejor.
Dicha crisis del agro sevillano, fortaleció la presión de las organizaciones sociales, exigiendo al estado local tomar medidas de fondo para solucionar los graves problemas.
En un proceso de trabajo colectivo entre comunidad, empresarios y estado local, se decidió que se tomarían todas las medidas necesarias para recuperar el protagonismo de la agricultura, especialmente de los subsectores del café, plátano, cítrico y banano en la economía del municipio.
Las medidas que se tomaron fueron:
1. Se fortaleció la asociatividad de los ciudadanos sevillanos, creándose importantes redes de productores y trabajadores del campo, que les permitió ser más competitivos y fortalecer la unión y solidaridad entre ellos mismos.
2. Se gestionó la presencia de universidades e institutos técnicos agrícolas que fueron capacitando a las comunidades para que estos modernizaran sus formas de producción, transformación y comercialización de los productos agrícolas.
Se llegó al acuerdo con las diversas universidades para incentivar el desarrollo de procesos de investigación permanente con los estudiantes y docentes, haciendo un gran aporte al desarrollo social, económico, cultural y ambiental del municipio.
3. Se creó una secretaría de agricultura acompañada de un equipo técnico, idóneo y especializado en la gestión de proyectos nacionales e internacionales para el desarrollo rural.
4. Con el apoyo del gobierno nacional, se destinaron una serie de incentivos tributarios a las empresas nacionales, para que llegaran al municipio con propuestas de transformación de los productos agrícolas, generando además, mayor trabajo y formalización de los empleos locales. Uno de los acuerdos con las empresas consistía en que ellos emplearían el personal local, permitiendo a los trabajadores sevillanos, obtener experiencia laboral y mejorar sus condiciones de vida.
5. Se incentivó a través de las instituciones educativas, el programa de las Huertas Escolares, que permitió abastecer la canasta familiar con productos orgánicos saludables. Igualmente, se fortaleció el relevo generacional en el campo.
6. El municipio logró acceder a una importante cantidad de recursos económicos para mejorar y hacer mantenimiento a las vías terciarias del territorio, como parte de los planes que construyó el gobierno nacional para la implementación de los acuerdos de Paz, logrando el transporte de los productos agrícolas, de las personas y haciendo más productivo el campo.
7. Se crearon centros de acopio para las veredas que estaban ubicadas en las zonas más apartadas del casco urbano, para la recolección y trasporte de los productos de una manera más efectiva y oportuna.
8. Se reconoció y promovió el importante papel de los habitantes del campo en el cuidado de los sistemas hídricos y de los bosques nativos, desarrollando programas de “pagos por servicios ambientales”, para promover la conservación y el ecoturismo.
9. Se aprovechó el reconocimiento como “paisaje cultural cafetero” para promover el ecoturismo en el municipio, fortaleciendo el rescate de las tradiciones, gastronomía, símbolos y mitos de la cultura cafetera.
10. Se promovieron por parte del sector público y privado una importante cantidad de becas para los ciudadanos sevillanos de escasos recursos, para la culminación de sus estudios superiores de manera gratuita, comprometiéndose a realizar sus prácticas y trabajos de investigación en el municipio.
En el 2033, después de un largo y complejo proceso de transformación y modernización del campo, Sevilla se ha posicionado en el departamento y el país, como un municipio agrícola, universitario y sostenible que ha hecho grandes aportes al desarrollo económico, social, cultural y ambiental de la nación.