A LAS PLAZAS PÚBLICAS POR LA DEFENSA DE LA VIDA Y LA MORAL DEL PAÍS


*Escrito por: Jhon Freddy Grisales Galvis. 
Estudiante ESAP


Que falta hace a este país los mensajes de moralidad de hombres como Jaime Garzón, quien en el proceso de redacción de la Constitución Política de 1991, nos expresa una de sus más lúcidas frases, citando la traducción de las comunidades Wayúu, sobre cómo debería quedar el artículo 12 de la Constitución colombiana, “Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie ni hacerle mal en su persona, aunque piense y diga diferente”. 

Jaime nos llamaba la atención sobre el tipo de país que tenemos, cuando es necesario poner explícitamente en su Constitución un artículo que señale, que: “Nadie será sometido a desaparición forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”. Para Garzón, esto era como poner en la entrada de la casa de uno, un mensaje que dijera, “Por favor no se suenen los mocos con el mantel”. Es decir, de inmediato cualquier persona se daría cuenta de la belleza de familia que habita en dicha casa. 

El 6 de julio del 2018 están citadas concentraciones en una importante cantidad de capitales y municipios del país, con la intención de llamar la atención a la sociedad, al Estado Colombiano y la comunidad internacional, sobre el genocidio que está sucediendo contra líderes y defensores de derechos humanos. A esta jornada seguramente saldrán o salieron una nueva generación de ciudadanos libres, dispuestos a construir el Estado Social de Derecho y el sueño de Jaime Garzón. 

Garzón nos invitaba con su célebre frase a construir un país en el que el respeto a la diferencia sea el patrimonio de todos los colombianos, uno en el que sin importar si usted es blanco, negro, azul o de muchos colores, pudiera expresar y defender sus ideas, sin el temor de ser asesinado. 

La realidad actual de Colombia en este aspecto es muy negativa. En los últimos 3 años, las cifras de asesinatos a líderes sociales y defensores de derechos humanos, según la defensoría del pueblo y diversas redes de derechos humanos, alcanza a julio del 2018 la cifra de 426 hombres y mujeres asesinados. Distribuidos de la siguiente manera: en el 2016 fueron 116 homicidios, en el 2017 191 y en lo que va del año 2018 se cuentan 119 asesinatos. (Böll, 2018) 

Según la defensoría del pueblo, la mayor cantidad de muertes a líderes sociales se está presentando en los departamentos de Cauca, Antioquia, Nariño, Valle del Cauca, Chocó, Córdoba, Norte de Santander y Putumayo. La mayor cantidad de asesinatos se ha presentado contra: campesinos integrantes de juntas de acción comunal, indígenas, líderes comunales de zonas urbanas, ambientalistas, afrodescendientes, entre otros (…) 

Un gran número de líderes asesinados ejecutaban acciones de restitución de tierra, sustitución de cultivos de uso ilícito, oposición a proyectos minero-energéticos, defensa del medio ambiente y pedagogía de paz. 

El Estado social de derecho implica que el Estado con sus diversas instituciones y la sociedad civil por medio de sus organizaciones sociales, puedan garantizar la vida de sus ciudadanos. Esa es la tarea inmediata que nos convoca para poder caminar a la construcción de una paz estable y duradera. 

En estos momentos cae muy bien recordar las palabras de Gonzalo Arango cuando preguntaba en su texto elegía a “Desquite” ¿No habrá manera de que Colombia, en vez de matar a sus hijos, los haga dignos de vivir? 

Bibliografía: 

Böll, F. H. (2018). Informe especial de Derechos Humanos. Colombia: Fundación Heinrich Böll. 

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